Maullidos Urbanos
Por Gato de Barrio
De acuerdo con el dicho “zapatero a tus zapatos”, cada quien debe dedicarse a su especialidad, pero quien lo ignora es el presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que en su afán de concentrar todo el poder posible invade otras áreas sociales que simplemente desconoce y que con su simple palabra sus ocurrencias sean consideren legales y entren en vigor.
El ejemplo más reciente sucedió en la conferencia mañanera donde reiteró que la ampliación de dos años de Arturo Zaldívar en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), era totalmente constitucional, donde no solo tuvo un rechazo social, también la amplia descalificación de abogados, investigadores y catedráticos universitarios.
Se debe precisar que el mandatario estudió en la UNAM de 1973 a 1976, titulándose en 1986 como licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública, con la tesis el «Proceso de formación del Estado Nacional en México 1824-1867». Es decir, Derecho no es su especialidad.
Pero López Obrador no se conformó con expresar esa afirmación, fue más allá y aseguró que los ministros de la SCJN dispuestos a no avalar la extensión del magistrado Zaldívar, no solo serán cómplices de la corrupción, puntualizó: “lo que quieren es que el Poder Judicial siga estando al servicio de la mafia del poder”.
Se preguntó de qué servirá una reforma al Poder Judicial si es encabezada “por un personaje del partido conservador”, caracterizado por el servilismo en favor de grupos de intereses creados, “sobre todo, del poder económico que nunca se preocupa por el pueblo, de qué sirve que se lleve cabo una reforma así, si es letra muerta”.
Sin embargo hay aspectos en segundo plano que deben tenerse muy presentes. Uno, que la propuesta de ampliación del periodo del magistrado presidente es una forma de preparar el terreno para que en un futuro cercano, apoyado por el Congreso de la Unión, plantee una medida similar en su favor a fin de prolongar su administración más allá del 2024.
Existen otras propuestas de López Obrador consideradas como improcedentes, como imponer a Félix Salgado Macedonio como candidato de Morena al gobierno de Guerrero, mantener la sobrerrepresentación partidista en la Cámara de Diputados, sin un adecuado fundamento legal, únicamente respaldadas por la palabra presidencial.
Lo más lamentable es que López Obrador se siente el representante de todo el estado, donde sus ideas, iniciativas y pronunciamientos son los únicos válidos, pero insisto: él no es un abogado, es un politólogo manipulador que pretende imponerse más allá del ámbito legal.
