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“No es falso, pero se exagera”

Alebrijes en Cuadratines
Por Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

En agosto de 2021 a Elizabeth García Vilchis, lectora de la sección “Las mentiras de la semana” los miércoles en las conferencias mañaneras presidenciales, se le ocurrió decir la frase “no es falso, pero se exagera”, para intentar exhibir a los medios que informaron acerca del aumento a las tarifas eléctricas, misma frase que ahora se puede aplicar a los diputados morenistas quienes buscan justificar la intromisión presidencial en las campañas electorales.

            Sucede que en respuesta a la resolución de los magistrados de la Sala Regional Especializada, en el sentido de que el presidente Andrés Manuel López Obrador violó el principio de imparcialidad de la elección durante 36 conferencias matutinas del año pasado, la Consejería Jurídica presidencial los acusó de resolver el asunto sin valorar las pruebas presentadas y sólo considerar los argumentos de los quejosos que presentaron 19 recursos.

            En el recurso donde se demanda la revocación de la demanda se afirma que ante el uso de lo que llamó como “argumentos baladíes –de poca importancia–, los magistrados electorales adjudican a las palabras del presidente una intencionalidad distinta de lo manifestado”, por lo que ahora se puntualiza que “se convierten en adivinos de la voluntad del presidente”.

            Como defensa presidencial se argumenta que López Obrador “jamás” se manifestó en favor o en contra de algún partido político o candidato durante sus conferencias diarias, es decir que “sólo manifestó libremente sus ideas políticas, derecho que tiene todo ciudadano en un régimen democrático como el nuestro”, aunque omite que sus declaraciones fueron hechas en Palacio Nacional como mandatario, es decir no como una persona común y corriente.

            También Morena envío un par de escritos al Tribunal Electoral para defender al político tabasqueño, donde establece que sus intervenciones en el proceso electoral no pueden ser un motivo para anular la elección, porque ya ha sido sentenciado en contiendas anteriores sin demostrarse que sus dichos han sido determinantes en los resultados en favor de su partido.

            Sin embargo, se admite que López Obrador ha generado inequidad en varias contiendas, pero que nunca se demostró su influencia directa en los resultados: “Si bien es cierto que en algunos casos ya se concluyó que el Presidente de la República violó los principios de neutralidad, imparcialidad y equidad por las manifestaciones expuestas en diversas conferencias mañaneras, lo cierto es que no se advierte que la Sala Superior hubiese vinculado tales conductas con la elección presidencial, de modo que no existe un nexo causal entre las violaciones y la elección presidencial”.

            Se reconoce que “si bien la falta de cuidado del servidor público en su actuación frente al proceso electoral local puso en riesgo la validez de la elección, ello no fue determinante porque debe prevalecer el sentido de la voluntad del electorado expresado en las urnas”; incluso “reconociendo un impacto en los procesos electorales, no se advertía que hubiesen tenido una trascendencia como para considerarlas una irregularidad con carácter determinante. Aunque faltó a su deber reforzado de respetar el mandato constitucional de neutralidad, lo cierto es que carecía de elementos para concluir que su conducta impactó de forma trascendental en el electorado”.

            Y se establece que “la sola acreditación de una o varias violaciones a los principios de neutralidad, imparcialidad y equidad de una elección derivadas de las manifestaciones realizadas por el presidente de la república en sus conferencias mañaneras, no resulta suficiente, por sí misma, para declarar la nulidad de una elección”.

            Además, se puntualiza que en el proceso actual y “suponiendo sin conceder”, que la intervención hubiera sido directa a la elección presidencial, la diferencia fue de más de 30 puntos, por lo que la decisión del electorado no pudo estar basada en las mañaneras donde López Obrador responde pregunta elaboradas por periodistas en el marco de la “espontaneidad de la libertad de prensa”.

            En sus escritos Morena recalca que los alegatos de la oposición carecen de sustento, mucho menos ahora que el presidente de la república ya no interviene ni decide las elecciones como en años anteriores, pues ahora “es el INE el encargado, un organismo totalmente independiente”.

            En fin y parafraseando a García Vilchis, en el caso de las intervenciones presidenciales en las mañaneras para involucrarse en procesos electorales se admite que las imputaciones “no son falsas, pero se exagera” ya que, según la Consejería Jurídica presidencial y Morena, lo dicho en esas conferencias no influyó al llamado “pueblo bueno” al momento de sufragar.

            Lo sucedido en 2007, impulsado por López Obrador y el PRD para legislar y prohibir la intervención de funcionarios públicos, en particular del presidente, quedó en el olvido, Podrá decir que en su momento Vicente Fox y Felipe Calderón hicieron menciones en apoyo a sus respectivos candidatos presidenciales, pero no como las constantes intervenciones efectuadas por López Obrador, por lo cual no puede existir comparación alguna.

            Sin embargo, no habrá sanción penal con el político tabasqueño, solo reconvenciones administrativas y morales que serán ignoradas por la presidencia de la república, pero quedarán grabadas en las páginas de nuestra historia.

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