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Maullidos Urbanos Opinión

Confusión sobre profesiones

Maullidos Urbanos
Por Gato de Barrio

gatodebarrio@yahoo.com.mx

Sinceramente, el presidente Andrés Manuel López Obrador confunde la gimnasia con la  magnesia en el caso de los nombramientos de los ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial, al insistir en que ellos deben ser electos por el voto popular.

            El tema volvió a resurgir debido a que el pasado fin de semana tres ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, participaron en un foro como parte de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara Margarita Ríos Farjat, Loretta Ortiz y Alberto Pérez Dayán–, coincidieron en rechazar la propuesta presidencial, misma que ha sido respaldada por la precandidata presidencial morenista Claudia Sheinbaum.

            Cuestionado sobre estas expresiones –incluso de Loretta Ortiz, quien en otras ocasiones ha votado en favor de las iniciativas de López Obrador–, los comparó con Porfirio Díaz federal al afirmar que si no se puede elegir a un ministro de la Corte por voto, porque se requiere de un perfil específico para integrar el Pleno, entonces el presidente de la República debería ser electo por “una especie de consejo de sabiondos”.

            Se debe aclarar que para ser mandatario no se requiere de algún título o preparación en especial, por ejemplo Vicente Fox Quesada se graduó como licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Iberoamericana, pero para ingresar al Poder Judicial se necesita ser abogado, es decir licenciado en Derecho.

            Entonces López Obrador –quien, por cierto, aunque de forma tardada, se tituló como licenciado en Ciencias Políticas y Administración–, confunde la necesidad de preparación para ejercer alguna profesión. Por ejemplo, para ejercer como ingeniero, contador, arquitecto o médico se requiere haber aprobado el examen profesional correspondiente,

            Incluso, en el caso de los médicos existen mayores especialidades. Por ello, en caso de tener un malestar gastro intestinal de ninguna forma acudirá a consulta con un oculista, un dentista, un otorrinolaringólogo, por ejemplo. Así, para ser ministro de la SCJN se necesita que preferentemente sea un constitucionalista.

            Pero el presidente ha propuesto, en una primera terna, a tres abogadas identificadas como muy cercana a si persona y a su movimiento político. Eso es uno de sus privilegios, pero no resultan ser las mejores propuestas ni para el sistema de justicia ni para la sociedad.

            Muy probablemente no se logrará la mayoría calificada para aprobar a alguna de ellas, solo restará esperar a conocer la segunda terna y, lo peor, que al no ser avalada tampoco alguna de ellas, entonces ya podrá designar a quien más guste sin problema alguno, lo que significará una nueva intromisión de la Cuarta Transformación en el Poder Judicial.

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