Maullidos Urbanos
Por Gato de Barrio
Cuando aparentemente transcurrían sin sobresaltos las actividades al interior del PRI, tras de evitarse las reformas electorales constitucionales y acordar las alianzas electorales para las elecciones de gobernador en el Estado de México y Coahuila, una nueva y sin sentido decisión de Alejandro Moreno, su presidente a nivel nacional, vuelve a generar inquietud a su interior.
Sucede que durante una reunión, a puerta cerrada, del Consejo Político Nacional del PRI se aprobaron una serie de reformas a sus estatutos, lo cual incidirá directamente para que “Alito” –como le gusta que le digan–, vuelva a faltar a su palabra y se anunció que en lugar de terminar su mandato, fijado para el próximo 18 de agosto de 2023, tal como se había comprometido desde junio pasado, ahora mediante un acuerdo interno pretende quedarse al frente del partido para encabezar toda la organización de las elecciones federales del 2024.
De esta forma el político de origen campechano asumiría la responsabilidad de intervenir directamente en la designación de los candidatos en las elecciones federales del 2024, que comprenderían diputados federales, senadores y, por supuesto, presidente de la república.
No se olvide que si bien a últimas fechas no ha insistido en su pretensión de ser el candidato del PRI a la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, de ninguna forma puede decirse que ya echo al cajón de los olvidos ese propósito, por lo cual, una vez consolidado en el liderazgo nacional del partido, insista en ese propósito. Y, aunque si lo hubiera expresado, nada le importaría volver a faltar a cumplir con su palabra.
Por supuesto esto no ha resultado del agrado de muchos destacados priistas, como los senadores Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu, quienes desde hace tiempo han insistido en que “Alito” debe renunciar a su cargo y, en dado caso, mantenerse solo como diputado federal, pero se ha resistido y ahora proyecta seguir por lo menos hasta el 2024.
Debe recordarse la triste y amarga experiencia al interior del PRI en el 2006, cuando su entonces líder nacional, el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado se postuló como candidato presidencial para obtener un estruendoso fracaso, situación que muchos desean no se repita.
Sinceramente el PRI ya no está para padecer más crisis internas. Considérese que existen muchos ciudadanos que han considerado el PRI como el mejor partido, sin caer en presuntos extremos de izquierda o derecha, pero si ven cómo es objeto de disputas y saqueos internos, entonces podrían perder a esos simpatizantes y podría quedar reducido a un simple membrete, un partido satélite, en resumen, sin ningún futuro.
