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Primera dama ¿útil o no?

Alebrijes en Cuadratines
Por Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

En su cuenta de Twitter la señora Beatriz Gutiérrez Müller se describe como “Madre de familia, esposa, escritora y profesora universitaria”, y en mensaje fijado desde el pasado 1 de julio expone: “Familia y cariño aparte, es un privilegio ayudar en la transformación democrática de México. ¡Segundo aniversario de la victoria!” y agrega una cita de Lope de Vega: “Empresa de tanta gloria / solo intentarlo es victoria”.

            Ella es la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, la misma que anticipó que no encarnaría el papel de Primera Dama de la Nación, es decir fungir como colaboradora del mandatario en actividades sociales como lo cumplieron sus antecesoras –bien o mal, de buenas o de malas, pero lo hicieron‑, en particular como presidenta nacional del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

            Vale recordar que a las primeras damas se les llamaba así, por ser esposas del también denominado como primer mandatario de la nación y se ha argumentado, con mucha razón, que no deberían existir segundas o terceras damas, sino que todas las mujeres deben ser consideradas en el mismo nivel, en igualdad de circunstancias.

            Lo normal es que las esposas de los presidentes se dedicaran a desarrollar obras de asistencia social, como ayudar a personas consideradas en situación de vulnerabilidad: niños huérfanos, madres y abuelos abandonados y los afectados por contingencias ambientales, sin opinar ni involucrarse en cuestiones políticas.

            Pero en el actual gobierno, el autollamado de la Cuarta Transformación, la señora Gutiérrez Müller reiteró que ella no asumiría ese papel y el 19 de noviembre de 2018 se anunció que ella presidiría el Consejo Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, cuyo objetivo es preservar y difundir los tesoros nacionales para la memoria del país, cargo honorífico, es decir sin sueldo, como sucedía con la titular del Sistema DIF.

            La escritora Sara Sefchovich, en su libro La suerte de la consorte, relata la vida, obras y milagros de las esposas de los gobernantes de México, desde la primera virreina en el siglo XVI, hasta las cónyuges de los presidentes del siglo XIX y XX, es decir una especialista en el tema, consideró que es una idea equivocada pensar en que por no ocuparse del trabajo asistencial, como otras esposas de expresidentes “ya no eres Primera Dama: recordó que otras esposas como las señoras López Mateos, Echeverría y López Portillo, pidieron un nombramiento de un tema de su interés como artesanía, educación o música.

            Pero resulta que la señora Gutiérrez Müller es una tuitera muy activa –en su cuenta tiene más de 532 mil seguidores‑, donde no se dedica a comentar temas históricos o literarios, sino se involucra en otros asuntos y retuitea asuntos generados por otros personajes, tanto funcionarios federales como relacionados en el ámbito político, lo cual puede comprobarse al consultar su página.

            Entonces por el hecho de participar, opinar y criticar acerca de temas políticos, lo acepte o no, es una figura pública relevante, por lo que también queda expuesta a diversos comentarios aunque en ocasiones no resulten de su agrado.

            Con estos antecedentes se deben recordar dos temas recientes donde la señora Gutiérrez se ha involucrado. El primero, cuando reaccionó a un comentario de Chumel Torres, conocido youtuber, quien al comentar que ambos participarían en un foro sobre discriminación, le llamó a su hijo chicoflan por su tipo de peinado. Ante ello, se sintió agraviada y ante su queja, el citado foro se canceló.

            Después cuando la escritora publicó un tuit por el segundo aniversario del triunfo electoral de su esposo, mensaje que obtuvo más de tres mil retuits y más de mil comentarios, y ante su obvia cercanía con el presidente, una persona identificada como José David Guerra Muñoz le preguntó: “¿Cuándo atenderá personalmente a los padres de los niños con cáncer?”.

            Ella respondió: “No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”, lo que provocó que padres de niños con cáncer le exigieran una disculpa pública y el pronto restablecimiento de los medicamentos pediátricos oncológicos. Incluso en un comunicado expresaron: “Mientras hoy unos se llenan de júbilo por los triunfos, hoy nuestros corazones se llenan de tristeza ante el olvido, la falta de compromiso y responsabilidad para resolver este problema, pero también nos ofende profundamente la respuesta frívola y deshumanizada de la señora Beatriz Gutiérrez”,

            Su respuesta fue: “Están muy inquisidores los adversarios de mi esposo, ¡por algo será! Si mi expresión <<No soy médico>> ofendió a alguien, ofrezco disculpas. En cuanto a mí, sólo expresarles que soy profundamente humana y deseo el bien a todos, ahora y siempre”.

            También López Obrador reaccionó y en una mañanera argumentó que su esposa es “una mujer independiente, con criterio. Lo que ella expresa es lo que piensa y yo no censuro, no limito su libertad, porque la han emprendido contra ella, desde luego contra mi hijo. Entonces es conmigo, yo soy el que estoy conduciendo el proceso de transformación. Yo soy el que estoy a la cabeza de este proceso para erradicar la corrupción y me siento orgulloso”.

            Con estos antecedentes resulta evidente que la señora Gutiérrez Müller sí participa en política no como primera dama, pero si como alguien dispuesta a defender al presidente, a debatir a su favor y defenderlo junto con sus acciones y programas, por lo cual se expone no únicamente a ser objeto tanto de expresiones de respaldo como de observaciones y críticas, como a cualquier actor político.

            Si ella no quiere ser mencionada en cuestiones públicas, entonces no debe divulgar expresiones políticas, tampoco citar o responder a mensajes de terceros, solamente dedicarse a lo que ella considera suyo, es decir la historia y la literatura y en lo que es su responsabilidad oficial. De otra forma deberá atenerse a las consecuencias.

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