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Monarquías en el Siglo XXI

Alebrijes en Cuadratines
Por Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

Sin duda este fin de semana el mundo olvidó por unas horas el conflicto bélico en Ucrania, las disputas por las candidaturas presidenciales en Estados Unidos –y en México, también–, la violencia en Medio Oriente, las amenazas nucleares de Corea del Norte, entre otros problemas para seguir de cerca la coronación de Carlos III como monarca del Reino Unido.

            Pero una interrogante es en pleno Siglo XXI ¿qué tan válida es la existencia de las monarquías en el mundo? No solo la británica sino las que subsisten principalmente en Europa y Asia, aunque con variantes como las absolutas, donde el Rey es quien dicta las órdenes, o la constitucional, donde con leyes se regula su actividad y responsabilidad.

            En resumen, una monarquía es una forma de gobierno donde la soberanía total se invierte en una persona, un jefe de estado, quien ocupa el cargo hasta su muerte o abdicación. Esas personas suelen ocupar y alcanzar su cargo mediante sucesión hereditaria, aunque han existido monarquías electivas, donde el titular ocupa el cargo después de ser elegido, por ejemplo al papado en ocasiones se le considera una monarquía electiva.

            Volvamos al caso británico, donde Carlos III además de ser el monarca del Reino Unido, compuesto por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, también encabeza la llamada Mancomunidad de Naciones (en inglés, Commonwealth of Nations), anteriormente denominada Mancomunidad Británica de Naciones (British Commonwealth of Nations), organización compuesta por 56 países soberanos independientes y semiindependientes que en general comparten lazos históricos con el Reino Unido.

            Sucede que tras subir al trono, Carlos III es el tercer líder de la organización desde su creación en 1949, después de Jorge VI e Isabel II. Su papel es en gran medida simbólico y corresponde al soberano representar a las naciones integradas a la Commonwealth y donde el Reino Unido es representado por el primer ministro británico.

            La Commonwealth se origina en la Conferencia Imperial de 1930, cuando el gobierno británico reconoció ciertos derechos de autodeterminación a sus colonias e inició los trabajos para elaborar el Estatuto de Westminster en 1931, para dar origen a la Mancomunidad en ese entonces consistente en un puñado de excolonias aún leales a la monarquía.

            Con el paso del tiempo cada vez más naciones de esa organización pretenden ser autónomos, es decir dejar de ser súbditos para transformarse en repúblicas donde puedan elegir democráticamente a sus autoridades.

            Por ejemplo, durante el reinado de Isabel II trece países dejaron la corona británica para transformarse en repúblicas. aunque todavía el monarca continúa con la jefatura de Estado de países tan poderosos como son Australia y Canadá, pero los movimientos antimonárquicos han tomado mayor fuerza en estos y otras de las antiguas colonias británicas.

            Cuando aún Isabel II permanecía en el trono, el 30 de noviembre de 2021, Barbados se convirtió oficialmente en república y Sandra Mason en la primera presidenta en la historia de ese país, independiente desde 1966. Sin embargo, ese cambio no acabó con su estatus en la Commonwealth, que mantuvo su lugar entre los 56 países que pertenecen a la organización. Aunque ya se ha reducido a 14 el número de países que mantienen al soberano del Reino Unido como jefe de Estado.

            De acuerdo con el historiador Martin Farr, existe el temor con el nuevo reinado se genere un renacimiento del republicanismo. «Es inevitable una disminución drástica de ese número”. Argumenta: «Australia celebrará pronto un segundo referéndum, y Nueva Zelanda también someterá la cuestión a referéndum. En Canadá hay menos presión para que eso ocurra, pero sospecho que países, como Jamaica, se convertirán pronto en república. Es inevitable que los países se conviertan en repúblicas sin dejar de formar parte de la Commonwealth».

            Si bien en Jamaica ya inició el proceso para abolir la Monarquía Constitucional para convertirse en una república independiente, hay otras naciones caribeñas que pretenden seguir su ejemplo como Bahamas, Antigua y Barbuda, Belice, y San Cristóbal y Nieves.

            Respecto a Australia, tras el término del reinado de Isabel II, se despertaron con fuerza los sentimientos antimonárquicos después de pasar más de 20 años apagados, después de una derrota en un referendo sobre el estatus de la monarquía celebrado en 1999 y donde la mayoría de los australianos decidieron continuar como parte de la monarquía británica.

            Si bien los intentos para limitar el poder de los reyes no son recientes, se remontan a la Carta Magna o la “Gran Carta”, cuando en 1215 se estableció la ley constitucional vigente en el mundo de habla inglesa. En ese entonces la inconformidad fue contra el rey Juan, quien violara un número de leyes y tradiciones antiguas con que se había gobernado Inglaterra, por lo cual sus súbditos lo forzaron a firmar la Carta Magna para limitar su poder. El siguiente paso fue la Petición del Derecho, elaborada en 1628 por el Parlamento Inglés y enviada a Carlos I como una declaración de libertades civiles.

            En el mundo contemporáneo, donde cada vez resultan más obsoletas las monarquías¸ debe evitarse que las naciones, tanto las de reciente creación como otras de años, caigan en dictaduras disfrazadas de democracias, tal como sucede en Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte, entre otras que podrían considerarse nuevas formas de poder unipersonal.

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