Alebrijes en Cuadratines
Por: Adrián Chavarría Espinosa
Mediante una impugnada votación, el Senado aprobó la designación de Rosario Piedra Ibarra como la próxima titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, quien a partir del 16 de noviembre asumirá la responsabilidad por los próximos cinco años en relevo de Luis Raúl González Pérez, quien desistió de postularse para un segundo periodo.
Sucede que tras varias sesiones donde la propuesta enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador no alcanzó la mayoría calificada para recibir la aprobación, donde la marcadamente favorita era, precisamente, Ibarra de Piedra, en la sesión del pasado jueves durante la votación desarrollada mediante boletas, aparentemente existió una diferencia entre el número de votos emitidos con el de los senadores presentes.
Los legisladores panistas de inmediato protestaron, acusaron de fraude en la votación y demandaron reponer el proceso, a lo cual tanto la mayoría morenista y, por supuesto, Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, rechazaron y consideraron como un proceso definitivamente concluido.
Debe recordarse que Rosario Piedra Ibarra es hija de Rosario Ibarra de Piedra, activista social, fundadora del grupo ¡Eureka!, dedicado a la búsqueda de personas desaparecidas; ella desde hace años busca localizar a su hijo Jesús, quien fuera desaparecido durante la llamada época de la Guerra Sucia, cuando las autoridades federales combatieron la guerrilla urbana, en la década de los años setentas del pasado siglo.
También, Ibarra de Piedra ha tenido varios cargos políticos, desde dos veces candidata presidencial hasta senadora de la república, además este año el Senado le otorgó la medalla Belisario Domínguez, la cual fue recibida por sus hijas, pero con una solicitud dirigida al presidente López Obrador: que le sea devuelta tras cumplir con su promesa.
La petición expresada en una carta ceremonia decía: “Te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los ha cubierto con su velo protector”.
Además, Rosario Piedra ha sido una persona no solo seguidora de López Obrador, también una activa militante de Morena, ya que en 2018 fue propuesta como candidata a diputada federal en Nuevo León, aunque no fue electa, también fue secretaria de Derechos Humanos del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido.
De acuerdo con publicaciones en redes sociales, las cuales no han sido confirmadas su autenticidad, se ha manifestado no solo como simpatizante sino como una ferviente seguidora de López Obrador, pero la duda persiste porque en varias de ellas existen faltas de ortografía que no corresponderían a quien es licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Nuevo León y maestra en Psicopedagogía por la Escuela de Ciencias de la Educación.
Tras la designación de la nueva Comisionada Nacional de Derechos Humanos, López Obrador afirmó que su gobierno no quiere incondicionales y descartó que Rosario Piedra vaya a «tapar cosas para no afectar» a su administración, pues es una mujer independiente y «ni ella lo permitiría ni nosotros pediríamos nada que sea ilegal. No queremos achichincles, no queremos serviles sino funcionarios honestos, independientes».
Según el mandatario con Piedra Ibarra la CNDH ya no será una pantalla de alcahuetes y de simulación y expresó: «Entonces, sí estoy contento con esta decisión; es normal que los conservadores no quieran que esto suceda, ellos quisieran tener ahí a gente disciplinada, a modo, como sucedió en todo el periodo neoliberal, puro especialista, experto, doctores, gente famosa de México y del extranjero que se distinguían por cobrar bastante».
Con todos estos antecedentes donde, como pocas veces, López Obrador se mostró satisfecho con la designación, se generaron duros comentarios al considerarse que ahora la CNDH dejará de ser un organismo independiente y crítico hacia las acciones gubernamentales, tal como ha sido el deseo presidencial no solo hacia esta Comisión sino con todos los organismos autónomos a los cuales pretende controlar o desaparecer.
Ojalá quienes han expresado sus dudas y críticas acerca de la nueva Comisionada resulten erradas, no sólo por ellos sino por la sociedad mexicana porque en las actuales condiciones sociales y políticas del país, con una violencia desatada, se requiere un organismo independiente que juzgue el accionar oficial de las autoridades federales.
Lo desarrollado hasta el momento por la CNDH podría calificarse como una actividad independiente, observadora y calificadora del accionar del gobierno, probablemente en ocasiones no ha sido todo lo satisfactoria que debería ser, pero en general ha tenido una actuación más que aceptable.
Entonces, es de esperar que no solo se mantenga esa tendencia, sino se mejore para que, en verdad, se mantenga como un juzgador imparcial para corregir lo que se realice mal y no sea una comparsa oficial, tal como lo han expresado y se han comprometido tanto el presidente como la nueva comisionada.