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Maullidos Urbanos Opinión

De marchas a marchas

Maullidos Urbanos
Por Gato de Barrio

gatodebarrio@yahoo.com.mx

Sin duda la marcha del domingo además de fortalecer la imagen de Andrés Manuel López Obrador reforzó su ego más profundo y le devolvió su imagen de político de oposición, dispuesto a conquistar el poder, pero con la diferencia de que ahora es el presidente de la república y olvida que lo es de todos los mexicanos, no solo de Morena y sus seguidores.

            Sin duda la convocatoria para esta manifestación fue en respuesta a la realizada el pasado 14 de noviembre en defensa del Instituto Nacional Electoral, pero de ninguna forma ambas manifestaciones pueden tener punto de comparación.

            Por ejemplo, la primera no solo se realizó en la Ciudad de México –si bien fue la más numerosa–, ya que hubo otras en varios puntos del interior del país, donde la convocatoria fue en redes sociales y se participó masivamente por convicción.

            En cambio, la segunda solo se desarrolló en la Ciudad de México a la cual acudieron participantes del interior del país y si bien hubo participantes convencidos por López Obrador, también debe admitirse que otra gran cantidad de asistentes presionados por temor a ser afectados en sus plazas laborales o de perder el beneficio de algún programa social.

            En esta última, además, se desarrolló una convocatoria masiva mediante carteles en el metro capitalino –pero de forma irregular, ya que no se tramitó el permiso correspondiente y no se retiraron los colocados–, así como en vialidades, además del apoyo otorgado por el partido, legisladores estatales y federales, así como de autoridades municipales y estatales.

            En fin, para López Obrador fue su oportunidad de volver a encabezar una marcha, junto con sus seguidores, su base dura, la que lo ha acompañado desde hace más de veinte años, cuando se postuló y ganó la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal, para después ser candidato presidencial y, finalmente, ganar en su tercera oportunidad.

            Lamentablemente a pesar de ganar  la presidencia mantiene su esencia opositora, agrediendo no solo a sus opositores sino a todos aquellos a quienes no coinciden con su forma de pensar y actuar, ya que se siente dueño de la verdad única y absoluta.

            Ahora a López Obrador le quedan menos de dos años de gobierno –debe pasar el poder el 1° de octubre de 2024, debido a la reforma aprobada el 10 de febrero de 2014–, un tiempo reducido para cumplir con sus compromisos pendientes, que son muchos.

            De lo contrario, muchos de sus seguidores podrán sentirse decepcionados, lo cual afectaría al futuro de su movimiento y de quien sea su candidato a sucederlo en la presidencia.

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