Maullidos Urbanos
Por Gato de Barrio
¿Recuerdan la fábula de La lechera? Esa, donde una joven mujer se dirige al mercado a vender el bote de leche recién ordeñada y en el camino sueña lo que hará con su ganancia: ahorrará para comprar otra vaca y después otra hasta hacerse rica, pero por ir con ese pensamiento no se fija, se tropieza y al caerse con su mercancía se pierden también sus sueños de riqueza.
Algo semejante sucede con el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien las cuestiones económicas y financieras nada más no se le dan. Se comprometió a no subir impuestos ni elevar la deuda confiado en que al “terminar con la corrupción”, entrarían a las arcas federales al menos 500 mil millones de pesos, lo que nunca sucedió ni sucederá.
Ahora confía con la extradición a México de Emilio Lozoya, exdirector general de Petróleos Mexicanos, se van a recuperar al menos 200 millones de dólares originados por los presuntos fraudes y sobornos de los que se le acusan. Sin embargo, no será una tarea sencilla el recuperar aunque sea una mínima parte de esos supuestos recursos mal habidos.
Mientras y aunque la economía nacional atraviesa por una grave crisis, se resiste a posponer o cancelar sus proyectos emblemáticos –también muy cuestionados‑, a los cuales les ha canalizado grandes cantidades de recursos como son el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, o el nuevo aeropuerto en Santa Lucía, Estado de México.
Para obtener todos los recursos necesarios para que el gobierno federal opere sin problemas se dedica a dictar medidas extremas, como anular fideicomisos u ordenar la cancelación del 75% del gasto corriente en todas las oficinas de la administración pública. Acerca de los fideicomisos, gracias a la presión social ejercida se ha dado marcha atrás en varios, pero en la restricción del gasto desconoce todas sus consecuencias.
El mejor ejemplo sucedió en la Secretaría de Economía (SE), donde entre otras medidas se anunció el retiro del 75% de las computadoras al servicio de los empleados, y se ofrecieron varias alternativas como compartir equipos, que fueran comprados por los mismos trabajadores para cumplir sus labores o que ellos llevaran sus laptops para a las oficinas cumplir sus labores.
Aunque esa medida ya se pospuso en la SE, sigue en otras dependencias las cuales carecerán de recursos tanto para operar como para atender a las personas que requieren de sus servicios, pero López Obrador se mantiene firme con sus políticas financieras.
En verdad, en materia económica es necesario que López Obrador rectifique sus estrategias, sin considerar futuros recursos inexistentes y que difícilmente llegarán.