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López Obrador, cero en diplomacia

Alebrijes en Cuadratines
Por Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

Entre los puntos débiles del presidente Andrés Manuel López Obrador, destaca el de la falta de diplomacia y su falta de tacto para tratar con políticos y dirigentes de otras naciones, ya que carece de una estrategia bien definida lo cual le ha generado conflictos de tipo internacional.

            En especial destaca su aversión a España, a cuyas actuales autoridades les envío desde el inicio de su administración una carta para pedir disculpas por los excesos cometidos por los conquistadores cuando sometieron al imperio azteca, pero mayor enojo le provocó el no haber recibido una respuesta ni oficial ni extraoficial, es decir simplemente fue ignorado.

            De igual forma se inconformó con las autoridades de Viena, quienes ni siquiera aceptaron enviar a préstamo el llamado “Penacho de Moctezuma”, ya que por su antigüedad y sus pésimas condiciones materiales impide su trasladado y, de suceder, se podría provocar su pérdida definitiva, argumento que ha sido respaldado por especialistas mexicanos.

            Incluso, su trato con otros mandatarios se ha reducido a recibirlos en calidad de visita en el territorio nacional, ya que únicamente ha viajado en dos ocasiones a la Casa Blanca, en  Washington, una cuando era presidente Donald Trump y la otra con Joe Biden; una tercera a Nueva York, para acudir a la sede de la Organización de las Naciones Unidos: Su cuarto viaje será en junio a Los Ángeles, California, para participar en la Cumbre de las Américas, organizada por el gobierno de Estados Unidos.

            La más reciente confrontación fue el jueves de la semana pasada, cuando el Parlamento Europeo aprobó con 607 votos a favor, dos en contra y 73 abstenciones un documento donde se le solicita al gobierno mexicano actuar de manera firme y contundente contra los ataques a los defensores de derechos humanos, así como a representantes de medios de comunicación, ya que tan solo este año se han registrado los asesinatos de siete periodistas.

            Además, le solicitaron al presidente López Obrador frenar la “retórica populista” contra la prensa desde sus conferencias mañaneras diarias. La resolución europea supone una petición inédita de la institución frente a una problemática sucedida desde anteriores administraciones federales, pero es a quien se le exige las medidas necesarias para no ponerlos más en riesgo.

            La respuesta del político tabasqueño fue inesperada. Admitió que el comunicado del gobierno mexicano lo redactó junto con Jesús Ramírez, el vocero presidencial, junto con “otros compañeros”, mientras viajaba a Chiapas, para responder a una resolución que calificó de “calumniosa”, pero la verdad se escribió más con el hígado que con la cabeza.

            Además de calificar a los legisladores europeos como “como borregos” que se suman a “una estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto que se opone a la 4ª transformación”; calificó de intolerable que gobiernos extranjeros, con “tendencias conservadoras” y mentalidad “colonialista”, falten al respeto a instituciones del país basados en desinformación. Después matizó su dicho al afirmar que llamarlos “borregos” no es ninguna grosería.

            Ademas, acusó al Parlamento Europeo de tener “manía injerencista disfrazada de buenas intenciones”; recalcó que “México es un país libre, independiente y soberano” y les pidió que “evolucionen, porque es mucho el atraso, es mucho pueblo el de Europa para tan pequeños políticos y gobernantes”.

            Concluyó: “Antes, como México tenía gobernantes sin autoridad moral, se tenían que quedar callados, cualquiera ninguneada a las autoridades mexicanas, pero nosotros no podemos aceptar que nadie le falte al respeto a las autoridades legales y legítimamente constituidas, entonces por eso fue la respuesta, que no tardó mucho”.

            Esta respuesta, que de ninguna forma fue puesta del conocimiento ni mucho menos a consideración de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, resultó tan sorpresiva que hasta morenistas recalcitrantes inicialmente dudaron de su veracidad.

            Por ejemplo el diputado Gerardo Fernández Noroña, integrante del Partido del Trabajo, inicialmente calificó al comunicado de ser un documento falso y tras confirmar su veracidad, señaló que el texto era desafortunado: “Pensé que era falso. Pero me parece, por decirlo suave, poco diplomático; podría ser enérgico sin ser panfletario”, admitió.

            Igualmente la diputada morenista Patricia Armendáriz, tras conocer el texto demandó a la Secretaría de Relaciones Exteriores “desmentir que este burdo escrito provenga efectivamente del gobierno de México”, pero después admitió que era un documento real. Por supuesto, diversos políticos de oposición rechazaron la respuesta y el lenguaje empleado.

            Por ejemplo, el Partido Acción Nacional consideró que ese escrito quedará “lastimosa y vergonzosamente en la historia diplomática del país”, mientras su fracción legislativa lamentó la forma cómo se expresó el presidente en uno de “los momentos más oscuros en la historia de periodismo”. Entre las primeras reacciones, el Parlamento Europeo anunció que no ratificará pronto el acuerdo comercial que mantiene con México.

            Con esas actitudes se ratifica que López Obrador carece de un total  desconocimiento de la diplomacia y con esas críticas y expresiones hacia organismos internacionales y naciones, definitivamente no ayudará en nada a México y provocará que nuestra nación sea vista con recelo por no proteger ni a comunicadores ni a defensores de los derechos humanos. Pero, lamentablemente, al presidente no le interesan otros puntos de vista distintos al suyo.

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