Alebrijes en Cuadratines
Por Adrián Chavarría Espinosa
Hasta antes del gobierno de la Cuarta Transformación, para una persona tener una plaza de base en el gobierno federal les representaba tener un puesto laboral seguro, lo cual les representaba salario fijo y beneficios como contar con servicios médicos, posibilidad de tener una jubilación digna, lo cual les generaba tranquilidad para él o ella y toda su familia.
Ahora, gracias a la política de Austeridad Republicana eso ya es historia y tener la citada base no es garantía de tener un trabajo seguro ya que con los recortes aplicados, hablando metafóricamente con un hacha en lugar de un bisturí, miles de personas han resultado afectadas y no solo despedidas, sino que en gran cantidad de casos sin liquidaciones legales.
Se debe aclarar que estos despidos son de personal no sindicalizado, porque tampoco las autoridades buscan problemas con organizaciones gremiales, lo cual lamentablemente significa que los ahora desempleados carecen de un respaldo legal en su problema laboral.
Sobre el recorte con hacha no con bisturí, significa que no se evaluó quienes podrían ser despedidos, es decir, revisar en cada dependencia la correspondiente plantilla de empleados, revisar quienes resultaban excedentes o de quienes se podría prescindir sin afectar las actividades de servicio a la población.
Pero no sucedió así por lo que |se separó a personal sin valorar su función o carga de trabajo y las responsabilidades que cumplia. Eso se resintió, por ejemplo, en el Sector Salud, donde doctores y personal especializado fue objeto de separaciones indiscriminadas.
Y así ha sucedido con diferentes áreas, iniciando Salud, pasando por el Sistema de Administración Tributaria hasta llegar a los medios públicos, como el Canal 22, Canal 11 y en la agencia informativa Notimex, donde en muchos casos el personal recortado fue presionado para presentar voluntariamente su renuncia.
En varios casos los afectados documentaron con grabaciones y videos cuando fueron literalmente echados de sus oficinas, se les impidió reingresar a sus escritorios o se les presionó para que aceptaran ser renunciados, con lo cual se desmiente que fueron separaciones acordadas y tranquilas.
Pero no solamente quienes tenía base se quedaron sin trabajo, también los llamados free lanz, es decir quienes cobran por honorarios ya que sus responsabilidades profesionales resultan ser muy diferentes a los trabajos de oficina, es decir no necesariamente se desempeñan en horarios fijos o cumplen con asistir diariamente a sitios específicos.
Está el caso de quienes escriben guiones para radio y/o televisión, de músicos y de especialistas médicos, responsables de cumplir con los trabajos que se les asignan y se vuelven a presentar ante sus superiores para entregar escritos, a interpretar sus piezas musicales o al quirófano a ejecutar sus cirugías.
A estos trabajadores se les sataniza, se les califica como aviadores por no estar en una oficina, cumpliendo un horario determinado, cuando en realidad son profesionales que en muchas ocasiones ellos ponen sus herramientas propias, por ejemplo computadoras y sus conexiones de electricidad e internet particulares, lo cual no representa un gasto extra para el gobierno. También son contribuyentes fiscales, pues para que se les pague deben estar registrados ante Hacienda.
Pero quienes continúen trabajando en la administración federal no tiene un gran futuro, entre otras razones porque además de limitarse los supuestos altos salarios aparentemente se les otorgarán incrementos salariales mínimos; por ejemplo, para este año se les han propuesto aumentos del 1 al 3%, porcentajes que van desde quienes ganen menos a más, aunque sean aumentos por debajo de la inflación, lo cual por supuesto no les resulta satisfactorio.
Además, en caso de entrar en vigor la llamada Ley Federal de Austeridad Republicana –‑la cual fue aprobada en el Senado con 74 votos en favor y 29 abstenciones y ahora pasar a la Cámara de Diputados para su aprobación final‑, los servidores públicos tendrán problemas para contratarse en la iniciativa privada cuando dejen el servicio público
Sucede que quienes se separen de su cargo, no podrán ocupar puestos en empresas que hayan supervisado, regulado o tenido información privilegiada en el ejercicio de su cargo público, salvo que hubiesen transcurrido al menos diez años. Pero entonces, ¿de qué vivirán?
Súmese que se cancelaron los diferentes seguros, entre ellos el ahorro donde por cada peso que aportaba el empleado, el gobierno ponía otro más los intereses que generaban los recursos, los cuales se le entregaban cuando dejaban de laborar para tener un fondo de apoyo por un tiempo cuando dejaran el servicio público.
Entonces, ¿qué harán en esos diez años quienes tienen una especialidad laboral si no pueden ejercerla en la iniciativa privada? Son preguntas sin respuestas en estos momentos.
En realidad, el futuro para los servidores públicos bajo la Cuarta Transformación no resulta nada halagador, pero ¿qué más les espera?