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Opinión

Menosprecio por el coronavirus

Alebrijes en Cuadratines
Por Adrián Chavarría Espinosa

ache57@yahoo.com.mx

En verdad resulta difícil comprender a las personas que no comprenden todo lo que representa la pandemia de Covid-19, ya sean individuos que presuntamente tiene estudios pero no acatan las recomendaciones sanitarias o, por el contrario, aquellos quienes dan más veracidad a rumores y falsas noticias que a versiones ciertas y con validez científica.

            Así, a pesar de las reiteradas informaciones presidenciales y de Hugo López Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, de que la pandemia ha sido domada y se han contenido los contagios y fallecimientos, las cifras oficiales difundidas diariamente demuestran que esas versiones son falsas y se mantienen al alza las negativas estadísticas.

            El rechazó a la realidad viene desde el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, quien por su calidad política y responsabilidad pública debería ser ejemplo para la población de cómo evitar el contagio, pero se resiste a adoptar las medidas preventivas como el uso del tapabocas –incluso ha llegado a afirmar que no va darle gusto de que los medios lo vean con esa protección y difundan esa imagen‑, mantiene sus conferencias mañaneras y ya recomienda dejar el confinamiento para salir, “pero con cuidado”.

            Lo más lamentable es que definitivamente ya reanudó sus giras al interior del país, que resultan ser más de carácter proselitistas que de trabajo. La primera fue por varios estados del sureste, para dar el simbólico banderazo de salida a las obras del Tren Maya además de supervisar obras petroleras, dos temas centrales dentro de su administración.

            Anunció que esta semana estará el lunes en Xalapa, Veracruz; el martes en Tlaxcala; el miércoles en Puebla; el jueves en Pachuca, Hidalgo, y el viernes en Cuernavaca, Morelos, donde además realizará sus conferencias matutinas y las reuniones del gabinete de seguridad.

            Precisó que su idea original era visitar estados del norte de la república, pero la cambió para no trasladarse en avión y mejor viajar por tierra, en automóvil, y anticipó: “Vamos a tener un acto más en cada estado, desde luego con la sana distancia, no son mítines, eso ya quedó atrás y va a ser hacia el futuro; por lo pronto no pueden haber congregaciones, concentraciones más allá de lo permitido”.

            Pero no se entienden la necesidad de viajar sin un propósito real y a entidades donde el semáforo sanitario aún permanece en rojo, es decir, en riesgo extremo por COVID-19.

            Por otra parte y de acuerdo con la página calculadora de riesgo por Covid-19 difundida por el Instituto Mexicano del Seguro Social –a disposición pública en la dirección electrónica http://www.imss.gob.mx/covid-19/calculadora-complicaciones, a la cual cualquier persona puede acceder para conocer su situación individual sobre un posible contagio‑, López Obrador se encuentra en el rango de muy altas probabilidades.

            Según lo conocido públicamente del mandatario mexicano, es un hombre de, 66 años de edad, registra sobrepeso y con antecedentes de enfermedad cardiovascular, en total son cuatro factores de riesgo, por ello registra un puntaje de 85.4% de riesgo, en rojo, o sea ‘Muy Alto’. Si a ello le agregamos que varios de sus colaboradores que lo acompañan en las conferencias mañaneras o en sus giras han reconocido haber sido contagiados de coronavirus, entonces el riesgo se eleva, pero él se mantiene firme en no adoptar las medidas preventivas

            Sin desear que se enferme pero ¿saben qué sucedería tan solo en el campo político en caso de contraer el virus y requiera ser hospitalizado? Nada más imaginen la rebatinga de sus colaboradores por querer interpretar sus decisiones y ejecutarlas. Pero allá él y su confianza de que permanecerá inmune a contagios.

            Si agregamos a otros políticos, presuntamente conocedores, que tampoco actúan correctamente como el citado López-Gatell a quien reiteradamente le han fallado sus pronósticos de contagiados y fallecidos y evita contradecir al presidente, o a Miguel Barbosa, gobernador de Puebla, quien dice que el coronavirus solo enferma a ricos y que un caldo de pollo es la mejor medicina, qué se puede esperar de personas sin estudios quienes, primero, niegan la existencia de la enfermedad, después acusan a las autoridades de buscar contagiarlos y cuando fallece algún familiar o conocido vandalizan clínicas y hospitales “por no haber sido atendidos correctamente”, sin omitir las constantes agresiones al personal médico.

            Mientras no haya claridad de parte de las autoridades y sin mensajes encontrados, la población no podrá responder adecuadamente y resultará más difícil contener la pandemia y, con ello, pasar el semáforo sanitario al color naranja y tardarán meses en lograr llegar al amarillo y al siempre deseable color verde.

            Por lo tanto el mensaje debe ser mantener las medidas sanitarias con todo rigor, salir de casa únicamente para lo indispensable y, al hacerlo, llevar cubrebocas y una botellita de gel antibacterial para usarlo cuando no pueda lavarse las manos y por el bien suyo y de todos los demás y aunque ya resulte chocante cumpla con la reiterada frase de “Quédese en casa”.

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